Tuesday, October 6, 2009

Julian Leon Camargo as seen by FIX


sábado 28 de febrero de 2009

DEJADOS ATRÁS (o evidencias de una ausencia). 85cm x 2OOcm x 75cm. Mesa de montaje y 600 diapositivas. Instalación. Bogotá. 2008.













1.
El misterioso misterio del señor Schwarz.
Un hombre austriaco vivía en Bogotá. Un día cualquiera sale de su casa y jamás regresa, desaparece sin dejar rastro. Años después las puertas de su apartamento son abiertas a la fuerza y la antigua morada de este desaparecido es ahora examinada como si se tratara de la tumba de un faraón recién encontrada, los abogados y funcionarios se reparten las pertenencias y el lugar queda vacío, listo para ser rematado, vendido, comprado y habitado nuevamente. Alguien estaba y ya no está mas y el espacio que deja tras de si seduce como las conchas de mar que al ser abandonadas por sus naturales inquilinos se transforman en auriculares donde se oye el sonido del mar.

2.
Sulzer SA.
Una empresa multinacional suiza operaba en Bogotá. Un día cierra su cede en Colombia, liquida sus activos y deja atrás una serie de diapositivas de maquinarias, antes usadas para la venta, ahora objeto de contemplación, fotografías que al desaparecer su utilidad y significado iniciales, se transforman en imágenes libres cuyo valor funcional disminuye para aumentar así su valor estético; imágenes bellas.

3.
Zu Vermieten.
En una ciudad de posguerra cuya estructura varía todos los días, cientos de locales son abandonados por negocios que no prosperan. Estanterías de todo tipo, letreros, carteles y paredes pintadas sin uso ni razón aparente quedan almacenados en estos espacios antes de que sean rentados nuevamente. Lugares deshabitados, seductores.

ESPACIOS DISPONIBLES. Dimensiones variables. Instalación Fotográfica. Bogotá. 2007.















Cárcel de Mujeres, 2007
25 fotografías de 14cm x 22cm c/u
Impresión digital sobre papel fotográfico Collage
Berlín

UNA HISTORIA DEL ARTE PARA KREUZBERG EN CUATRO ENTREGAS. Performance. Berlín. 2007.











En un barrio popular de Berlín llamado Kreuzberg existe un espacio llamado Sox 36, este espacio es básicamente una vitrina dispuesta para la intervención por parte de los artistas. “Una Historia del Arte Para Kreuzberg en Cuatro entregas” se trató de un performance donde durante una semana la vitrina se uso como salón de clases desde donde se dieron 4 lecciones de historia del arte, los espectadores no podían escuchar debido al vidrio pero gracias a un tablero y unos cuantos libros de arte usados para llevar a cabo la acción, el espectador podía realizar ciertas asociaciones entre los nombres que quedaban escritos con tiza en el tablero y las imágenes que se hallaban en los libros utilizados.

viernes 27 de febrero de 2009

WIR HABEN PARIS. Dimensiones variables. Intalación. Berlín. 2007




















Cierto conocido escritor de ficción se auto adjudicaba el titulo de ―cazador de coincidencias‖. Al llegar a Berlín las cosas sencillamente se conectaron. Me había llevado un montón de diapositivas que me había encontrado en una basura, pertenecían al catalogo de ventas de una empresa de ingeniería suiza, dicha empresa había cerrado en Colombia debido a problemas de seguridad. Cuando mostré dichas diapositivas a uno de los organizadores de la residencia en la cual me encontraba, se sorprendió y me contó que dicha empresa fue, durante la segunda guerra Mundial, una de las proveedoras de armamento para el ejercito alemán. Durante el periodo de la residencia un cine local presentó con cierta extraña nostalgia la película Casablanca y a pesar de que la función estaba programada a altas horas de la noche decidí asistir., lo irónico de todo el asunto explotó al oír a Bogart doblado al alemán diciéndole a Bergman con noble romanticismo: “wir habben Paris” (siempre tendremos Paris); uno nunca sabe para quien trabaja. Entonces este proyecto se arma a partir de una serie de relaciones que surgieron de manera azarosa, relaciones entre la vieja guerra que ha marcado a una ciudad para siempre, y el conflicto armado de un país que aun hoy se mantiene; relaciones marcadas en una empresa que ahora cerraba sus puertas en Colombia debido a este conflicto y que años atrás facilitó el primero en Alemania. Pareciera que nadie tiene las manos limpias. Cierto autor que se identificaba a si mismo como un ―cazador de coincidencias‖ este ejercicio no solo se trataba de un asunto estético, cazar coincidencias era para el una obligación moral. No pienso añadir un valor místico al azar que posibilitó este proyecto, creo que las relaciones están ahí y uno solo tiene que estar atento, creo que de cierta manera todo está conectado.

RESTOS (intento anacrónico No. 0286) Dimensiones variables. Instalación. Bogotá. 2006.




















Tal vez lo mas pertinente o mas sencillo sea hablar del origen del nombre del proyecto; Un Intento Anacrónico fue la manera en que R. nombró los ensayos pictóricos de J. la primera vez que los vio. Para aquel entonces ambos cursaban séptimo semestre en el programa de arte de sus respectivas universidades. El calificativo le pareció a J. de lomas apropiado así que decidió bautizar sus trabajos partiendo del mismo; Intento Anacrónico #001, Intento Anacrónico #002… Intento Anacrónico #891, y así. Una sucesión que si bien no apelaba a la infinitud si daba cierta cuenta de la proporción potencial que tenía el trabajo. Irónicamente las pinturas (una especie de mutaciones no muy afortunadas entre los trabajos de Antoni Tapies, Malevich, Donald Judd y Jackson Pollock) jamás se mostraron, el nombre fue adjudicado al proyecto de grado (tesis) de J. y la idea inicial pareció perderse en el olvido. Después de presentar su proyecto de grado (tesis) J. se preguntó si algún día mostraría su trabajo por fuera del ámbito académico, sus jurados y asesores insistieron en que debía hacerlo, sin embargo había algo en esa idea que le molestaba a J.. Sentía en parte que la lógica de su trabajo destinaba a que su disposición inicial jamás se presentara de nuevo; como si el proyecto tuviera una vida propia y dicha vida hubiera llegado a su fi n y el forzarle a pervivir fuera en detrimento del proyecto mismo, una posición demasiado mística pensaba J., pero lo cierto es que no podía quitarse de encima el malestar que le producía la idea de exponer de nuevo Un Intento Anacrónico. Afortunadamente la forma en que las cosas fueron pasando impidió que de alguna manera esto ocurriera; las cosas simplemente le fueron siendo quitadas, primero fueron las diapositivas, luego las fotos, luego el teléfono negro. Sin embargo, irónicamente, este despojamiento paulatino de las cosas que conformaban el montaje de Un Intento Anacrónico fue el que a su vez le permitió a J. elaborar una propuesta. J. confiesa que una de las cosas que le había interesado de su proyecto de grado (tesis) era precisamente aquello que no estaba en el proyecto en si, las no presencias, si se quiere, que su proyecto señalaba; mas allá de las narrativas y de los problemas de comunicación, a J. le interesaba la capacidad de su proyecto de callar, de resistir a la cómoda posición de asumir posiciones y de explicar un texto o discurso. Le interesaban entonces los dispositivos que había usado para mostrar las fotos, las diapositivas y el teléfono negro; una vitrina, una mesa de montaje, una silla con tapizado escoses, un tapete color durazno y una mesita redonda de madera, mas aún, ahora también le interesaban los despojos, aquellas cosas que no se habían mostrado, fotos tomadas en las derivas por Montevideo, fotos del apartamento vacío de un hombre solitario que había desaparecido y las pinturas, los intentos anacrónicos iniciales. “Restos” consiste precisamente en eso, en restos, en lo que queda; una serie de objetos que si bien fueron inicialmente amalgamados por un sustento narrativo, ahora, despojados de dicha excusa (obviamente no del todo) siguen teniendo un valor estético tal vez inherente a ellos, tal vez adjudicado, acaso debido a que el dispositivo que ahora les reúne se resiste a usarlos como mecanismos de comunicación e interpretación y busca señalarles, puesto que si bien ya existen (están) tal vez aún no se les ve, no se les determina, no se les adjudica un valor significativo experiencial; mostrarlos en una exposición es un modo de hacerles existir aún mas. Normalmente se espera del arte que diga algo, que cuente algo, sin embargo cuando este se detiene, cuando este se abstiene,esa inconformidad resulta mas diciente que cualquier posición política que la obra pudiera demostrar en un primer lugar. La demora de la presencia es una forma política. El silencio se vuelve entonces una plataforma que amplía el marco de la percepción y que permite a su vez, un mayor lugar de reflexión y de sustento teórico. Es cierto que lo que de alguna manera justifica la conjunción de estos objetos es una estructura narrativa, sin embargo de esta también quedan solo unos cuantos restos, retazos de una historia que si bien no se ha perdido para siempre, se compone solo de fragmentos que aunque no señalan un todo si sirven como casos que apuntan a la totalidad de dicha estructura narrativa. Restos resulta ser un algo, un atisbo, una sombra, un fragmento, un trozo.

UN INTENTO ANACRÓNICO. Dimensiones variables. Instalación. Bogotá. 2005















Un intento anacrónico se trata de una instalación; seis libros, unos periódicos, cincuenta y tres carros rojos, una ficha enmarcada, una mesa de montaje improvisada, un no tan sin fin de diapositivas, una silla, un tapete, un teléfono, un sonido de teléfono, unas fotos, esto y aquello. La historia que une estos objetos básicamente consiste en un asunto de coincidencias, de cosas que asaltan la cotidianidad de un individuo y de como este busca codificar dichos sucesos de cierta manera que le permita hallar un orden, la menor muestra de sentido si quiera. Un intento anacrónico se trata de un proyecto que tal vez refleja esa necesidad humana por la coherencia.


Hace poco alguien me contó acerca de un documental que había visto en televisión. Dicho documental se refería a la vida de un pájaro y registraba las técnicas de seducción y apareo de esta especie. Los machos de plumaje mas vistoso y de mayor tamaño no se esforzaban demasiado para atraer a las hembras, ya que, debido a su condición de notable belleza las conquistaban sin ningún problema, sin embargo, aquellos machos que no poseían dichas cualidades demostraban tal ingenio que resulta casi fantástico las cosas que llegan a realizar para conseguir a su pareja. Con una maestría propia de un experimentado arquitecto construyen un complejo nido en la copa de los árboles. Cuando el camarógrafo se acercó para apreciar más de cerca esta gran obra de ingeniería y arquitectura silvestre, se topó con una asombrosa sorpresa. Los nidos estaban llenos de pequeños objetos de diferentes tamaños que el pajarito había recogido, todos del mismo color. El pequeño y plumífero animalito se había encargado de coleccionar un sin fin de objetos (tapas de boligrafos, botones, trozos de tela, borradores, etc.) y los había traído a su casa con la principal característica: todos, absolutamente todos, eran del mismo color. Era así como este documentalista encontró una enorme cantidad de nidos decorados todos por sus constructores y habitantes con objetos del mismo color, en algunos el color era el rojo, en otros el azul, a veces cosas blancas o negras, amarillas, verdes, color naranja, rosado, en fin, cada pequeño hogar decorado con el color especifico que su dueño escogiera. La persona que me contó dicho documental finalizó con una reflexión aguda y profunda, lamentablemente la olvide poco después puesto que tenia que dedicarme de lleno a mi proyecto de grado y no retengo mucha información a menos que tenga que ver con el tema principal de mi trabajo.

Fernando IX University

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